La primera referencia escrita sobre este castillo aparece en la “Gesta Roderici Campidocti”.
Perteneció a Al-Azraq, se lo entregó a Jaime I, junto con el castillo de Tárbena,en el Pacto del Pouet.
S egún cuentan en el Valle de Pop, Ezme era una mujer morisca y curandera, en una época convulsa en que ninguna de las dos cosas resultaba bien visto (siglo XVII), por lo que aparte de tener a la Inquisición encima de ella, sufrió el decreto de expulsión de Felipe III.
Por aquel entonces, los moriscos eran los proletariados de la época. Pues bien, la leyenda del tesoro del Castillo de Pop se inscribe dentro de estas coordenadas. Era el año 1609 y los moriscos (alicantinos que llevaban 800 años en sus tierras, pero que rezaban cinco veces al día), tras conocer el famoso decreto y tener alguna escaramuza en sus pueblos, fueron llegando al valle capitaneados por un molinero de Guadalest, Mellini (a la par, marido de la sanadora Ezme). Venían de Finestrat, Relleu, Valle de Seta, Planes y del resto de las dos Marinas, dejando despoblada casi toda la montaña alicantina. El decreto les daba tres días para llegar a Denia y solo podían llevar el equipaje que pudieran acarrear.
El famoso "Coll de Rates" fue escenario de este éxodo y no debe su nombre a los ratones (rates), sino a una corrupción de raptes (raptos), pues allí sufrieron el expolio de sus pertenencias y muchos acabaron barranco abajo. Después de una batalla en el Pla de Petracos, unos quince mil moriscos, ancianos,mujeres y niños se refugiaron en el castillo de Pop (Vall de Laguar). Allí aguantaron, esperando a que se cumpliera la profecía de sus sabios Pollopi y Borom, que profetizaron que un "caballo verde" vendría por los aires a salvar a los fieles de Mahoma en España cuando ya no les quedara ningún reducto.
Pero la profecía no se cumplió. El caballo verde resulto ser un poético nombre para el monte (Cavall Verd) que asemeja una silla de montar cuando lo contemplamos desde Benimaurell. Al fin, el 23 de noviembre de 1609 asediados por los gloriosos tercios de Flandes, se rindieron no sin antes esconder todas sus riquezas en un lugar secreto.
Y allí deben seguir.
Lo único que se sabe es que están en el lugar donde primero da el sol al amanecer. Así pues, todos los 23 de noviembre, una pala y suerte en la busqueda.
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